Conocé cómo se conmemora la llegada de un nuevo año en diferentes países y culturas
Dejar atrás todo lo malo y dar inicio a nuevos tiempos. Sin dudas, podemos coincidir que es a lo que todos aspiramos al esperar la llegada de un nuevo año. Cuando nos acercamos a diciembre podemos encontrar una similitud que traspasa toda distancia geográfica o cultural con cualquier persona del mundo: todos nos encontramos expectantes por la llegada de un nuevo año, esperándolo con nuestros mejores deseos.
Reunirnos con familiares y amigos, vestirnos de blanco, recetas características de la época, compartir momentos y brindar con los más queridos suelen marcar esta fecha tan especial. Sin embargo, esto no ocurre de igual manera en distintos países y culturas.
Atravesando latitudes y continentes, las tradiciones correspondientes a este festejo son diversas y muchas de ellas resultan inesperadas para nosotros. Unirte a la multitud presente a las 12 horas en el Times Square para esperar la caída de la icónica bola de cristal o disfrutar del espectáculo de luces provocado por los más de 80 mil fuegos artificiales en Sídney no son las únicas opciones para ver los festejos en todo su esplendor.
Si querés disfrutar de algunas de las mejores fiestas de fin de año, ni siquiera tenés que apartarte de la zona. Uno de los lugares a los que podes dirigirte es Brasil, donde se festeja el “Reveillon” a través de multitudinarias fiestas a orillas del mar. En estos festejos, entre los que se destaca los que tienen lugar en Río de Janeiro, no pueden faltar el despliegue de fuegos artificiales durante 20 minutos y la música en vivo a todo volumen, con varios escenarios distribuidos a lo largo de toda la playa. Además, algunos de los rituales preferidos de los cariocas para recibir el nuevo año son meterse al mar a las 12 en punto para saltar 7 olas, una por cada deseo para el próximo año, y ofrecer rosas rojas y otras flores a Iemanjá, diosa del mar.
Pero Chile tampoco se queda atrás en lo que respecta a los festejos, ya que en Valparaíso se produce el espectáculo de pirotecnia más extenso del mundo. Desde Quintay hasta Concón, abarcando aproximadamente 30 kilómetros en total, “Año Nuevo en el Mar” es un evento que suele atraer a más de 2 millones de asistentes a la costa del país andino durante casi media hora.
Otro lugar recomendado para pasar esta fecha es Cusco, donde la población local y cientos de turistas se reúnen en la Plaza de Armas para admirar los fuegos artificiales en el cielo y bailar al ritmo de la música, aunque la mejor parte llega a la medianoche. A partir de las 12 se estima que cerca de 30 mil personas empiezan a girar en dirección contraria a las agujas del reloj hasta dar por lo menos 3 vueltas a la plaza, con el objetivo de recorrer una por cada mes del año y dando inicio a las celebraciones que duran casi hasta la mañana.
Por otra parte, en Europa podemos encontrar algunas celebraciones provenientes de las raíces culturales y rituales ancestrales de cada sociedad. En Edimburgo se desarrolla un festival que se prolonga durante 4 días, el Hogmanay, donde sus habitantes siguen los pasos de sus antepasados vikingos y highlanders. Mediante la gastronomía típica, hogueras, el baile ceilidh, música, kilts y un desfile con antorchas, los festejos no paran en Escocia.
Y como si fuera poco, en la mañana del 1 de enero se produce el Loony Dook. A pesar de las bajas temperaturas, docenas de personas con simpáticos disfraces se reúnen en el South Queensferry y se sumergen en las aguas del Fiordo del Forth luego de largas horas de celebración sin parar.
Asimismo, en el país nórdico y algunas regiones de Inglaterra hay una superstición llamada “first-foot” o “quaaltagh” en gaélico, basada en la primera persona que atraviesa la puerta del hogar en esta fecha. Dependiendo de quién sea, se definirá si el nuevo año trae buena suerte o no y la costumbre es que el first-foot traiga regalos para asegurar la prosperidad, comida y alegría.
En Alemania la principal tradición se basa en el juego Bleigießen, que consiste en fundir figuras de plomo en una cuchara e introducirlas en agua fría hasta que enfurezcan. De acuerdo a esto, la silueta final representará lo que podemos esperar para el futuro.
Simone Andress (Shutterstock)
Continuando nuestro recorrido por diferentes continentes, encontramos un atractivo y cálido espectáculo. En Tailandia, donde además se celebra el Songkran o Nuevo Año Tailandés entre el 13 y 15 de abril, nos sorprenden durante la noche del 31 de diciembre miles de globos de cantoya flotando en el aire. Las “linternas flotantes” de color naranja comenzaron siendo instrumentos de comunicación militar en China y luego se transformaron en símbolos de la celebración de un nuevo año en Tailandia, como una forma de expresar deseos para el futuro.
En Japón cada año 108 campanadas en los templos budistas marcan la llegada de un nuevo año. Cada una de ellas representa uno de los 108 pecados existentes, por lo que esta acción permitirá evitarlos. Otro distintivo de la fecha en el país es el consumo de presente toshikoshi-soba, es decir, fideos de trigo sarraceno de gran longitud que simbolizan una larga vida y felicidad.
Por otro lado, el Año Nuevo es una de las festividades más esperadas del año en Rusia. La tradición en Moscú frente al reloj de Kremlin y esperar a que este suene 12 veces, 12 segundos antes de que el reloj marque las 12. En ese instante, las personas escriben en un papel sus deseos para el próximo año y lo prenden fuego para luego tirar las cenizas en su copa con champagne y tomarlo antes de la medianoche, o de lo contrario, su deseo no se cumplirá. Pero este no es el único evento anhelado, sino que para los niños es la fecha en la que llega Ded Moroz o el Abuelo Hielo. Se trata de un personaje similar a Papa Noel en Rusia, es decir, un hombre vestido de rojo que trae regalos y dulces pero acompañado de su nieta Snegurochka.
De igual manera sucede en Grecia, donde los niños esperan a la mañana siguiente los regalos de San Basilio ubicando sus zapatos al lado de la chimenea. También suele honrase a San Basilio cocinando vasilopita, una especie de pan dulce en el que se esconde una moneda y aquel que la encuentre tendrá buena suerte durante el año que acaba de comenzar.
Aunque no podamos pasarlo con nuestros seres queridos, la celebración de Año Nuevo siempre es una buena oportunidad para compartir experiencias con otras personas y aprender nuevas formas de expresar nuestros mejores deseos. Sin importar en dónde estemos, es un momento para agradecer por lo que tenemos, atraer mejores cosas con los brazos abiertos y levantar una copa por los nuevos comienzos.
Por Lucía Braun para Pibxs